Este proceso realiza una profunda sanación sobre el niño interior. Al rescatarlo y disolver completamente las vivencias negativas de aquella época, los patrones negativos que absorbimos de papá y mamá, nos recuperamos a nosotros mismos liberando nuestra esencia y sus cualidades. Así fue como llegamos al mundo pero el condicionamiento familiar, social y cultural hizo que nos separáramos de ella.
Al ser desconectados de esta esencia sentimos que algo perdimos, que siempre nos falta algo y por eso decidimos ir en búsqueda de la plenitud. Al principio pensamos que esto que perdimos lo tiene alguien más, hasta que nos damos cuenta que lo perdimos cuando éramos niños.
Las cualidades de la esencia son: el amor, la creatividad, la alegría, la belleza, el poder, la inocencia, la sensualidad, el auto-valor, la fuerza, la inteligencia, la confianza y la valentía. Todas ellas van siendo reconectadas a medida que vamos sanando las heridas de nuestro niño interior, hasta que logramos recuperarnos a nosotros mismos sintiéndonos nuevamente íntegros. Entonces el mundo se convierte en un paraíso.
Al ser desconectados de esta esencia sentimos que algo perdimos, que siempre nos falta algo y por eso decidimos ir en búsqueda de la plenitud. Al principio pensamos que esto que perdimos lo tiene alguien más, hasta que nos damos cuenta que lo perdimos cuando éramos niños.
Las cualidades de la esencia son: el amor, la creatividad, la alegría, la belleza, el poder, la inocencia, la sensualidad, el auto-valor, la fuerza, la inteligencia, la confianza y la valentía. Todas ellas van siendo reconectadas a medida que vamos sanando las heridas de nuestro niño interior, hasta que logramos recuperarnos a nosotros mismos sintiéndonos nuevamente íntegros. Entonces el mundo se convierte en un paraíso.
